lunes, 7 de noviembre de 2011

DELIVERY

Cinco docenas de empanadas, la cabaña en el Tigre y la de Salta. El festival de cortos, las películas en video y la moratoria que ya fue. Una charla para tu gente, la ausencia a la fiesta de cierre y mi terapia quincenal. La idea de tu proyecto, la sopa reparadora y los chistes de fin de mes. El traslado a donde quieras, la escucha necesaria y el llamado al instante. El viaje de tus sueños, el pago de tu curso y la medicina perfecta. La palabra inmediata, el amor urgente.
A tu medida. A la orden.

domingo, 26 de junio de 2011

PROTOCOLO

Después de esa llamada, todo.
En la adyacencia del conflicto, se encontraron.
Por oficio y para la ocasión, comieron.
En puntas de pie, se midieron.
En el promedio de la nada, decidieron encarar la cosa.
Cansados, agotados, transitaron el silencio.
Habló.

viernes, 3 de junio de 2011

DULCE ESPERA

Amarga.
No sabe, no contesta.
Agoniza.
Cuelga de un hilo.
Inventa excusas en todos los idiomas.
Se engaña hasta el engaño.
La espera.
Dolorosa, necesaria.
Urgente.

martes, 29 de marzo de 2011

LIBRETA CAPRICHOSA

Se levantó desesperado.
Sin saberlo, se dirigió a ese lugar. Sin escucharlo, se trasladó a esa frecuencia. Sin olerlo, se mezcló entre la brisa.
Sin desearlo.
A pesar de eso y de los vientos esmerados por auspiciar la miseria, decidió increpar al presente con movimientos toscos, ondulantes, sensatos.
Pedaleó desde su origen hasta la coronilla. Eludió insultos y escupió venganzas contra la pared. Esquivó las advertencias de sus confiados y acreditados vecinos. Contradijo las susurrantes y edulcoradas amenazas del tiempo. Desnudó a cuantas vírgenes se posaron en su trayecto.
Cruzó entre las avenidas, selvas y cerros de siete colores. Se ahuyentó en medio de opulentas y anoréxicas ceremonias. Se diluyó entre oníricas canciones de niños y se entreveró entre líricas comidas de pie. Sin más que decir, osciló entre animados y decadentes carnavales.
Danzó hasta las llamaradas.
Moderado, planteó con precisión las más absurdas estrategias de la nada. Culposo, se confesó hasta el cansancio y más allá de los párpados. Inspirado, se desangró hasta las nauseas y hasta los albores del silencio. Valiente, bordeó los ríos secos y crecidos. Inseguro, perdió un turno y retrocedió dos casilleros. Escéptico, se apabulló con imposibles planteos. Desconfiado, sitió los cien barrios. Miedoso, se abarrotó de excusas. Desafiante, miró de reojo. Terco, desechó caprichosas recetas fabricadas para la ocasión. Astuto, buceó los bajo fondos del mar. Soberbio, incineró recuerdos en forma de obesas cargas. Suicida, se increpó hasta los tobillos. Farsante, disimuló con anestesia. Orgulloso, se escapó antes de la llamada. Ordinario, se emborrachó de nostalgia. Inconsciente, celebró la partida. Cómico, bromeó a su conveniencia. Cómodo, aterrizó entre sus agonías. Ingenuo, se fascinó al por mayor. Sediento, se instaló en el olvido. Cínico, contradijo a las certezas más nobles de su generación. Utópico, se inclinó a lo visceral. Hambriento, se expandió hasta el infinito. Atrevido, se entregó a la sospecha.
Fanático, siguió su camino.
Después de tanto ir, después de tanto andar, logró al fin llegar a su trágico y ansiado destino.
La abrazó.

martes, 15 de marzo de 2011

CAPRICHOSA LIBRETA

Arde hasta el cansancio, se lleva todo. Esperanzas vacías, ingenuas perezas, cadáveres sin sexo, ridículas cicatrices.
Austeros chispazos, danzan. La zamba y la chacarera, la vivencia de un pasado que se desvela por anclar y refugiarse en un gozoso tiempo gris.
En este delgado transitar, en el ángulo más oscuro del abismo, la profecía se extingue y renace en forma de milenaria receta, que observa de reojo. Desconfiada y sagaz.
No disimula, arriesga la obtusa mediocridad del silencio. Hipoteca con hábil cinismo la miserable esclavitud de las palabras.
En esta definitiva pira, en la mediatriz de su existencia, apuesta todos sus intereses y lealtades. Embarga fantasmas y miedos preliminares en todos los idiomas.
Las almas secas prenden al instante, se viborean como reverendas y obscenas mechas. Sacrificio divino, ideas a las brasas, estrellas errantes que viven en puntas de pie.
En su bitácora de vuelo, en el margen izquierdo de sus deseos, recapitula aquellos actos memorables de su vida. Se despide para siempre de sus torpes agonías y los entrega al calor.
Se consume hasta los huesos. Marcha firme, inconsciente, decidido a enfrentar la cosa, asfixiado por las verdades no tan ciertas que logró, con vergüenza y algo de dignidad, construir.
A pesar de todo y de nada, se esmera en editar sus últimos fracasos: ignora el decir de su cuerpo que vibra sin razón. Rodea la manzana con misteriosos enigmas y falsos planteos sin fines de lucro.
Abúlico por deambular en fórmulas inexactas, se extingue hasta el desconsuelo y en la periferia de sus certezas decide aprender a morir.
No se resigna, se siente liviano, capaz de ensayar una sonrisa bestial. Humilde, agradece hasta la coronilla, su última e intensa travesura.
La suerte está echada. Casi sin quererlo se vistió elegante para la ocasión. En esta luminosa intersección de su vida, sacude imprudente las metáforas de sus cimientos y le entrega, en forma de ofrenda, la libreta al diablo, para que en el fuego más nocturno y sagrado que jamás haya visto, simplemente, se encienda y arda.

lunes, 14 de febrero de 2011

REGRESO

Salió de esa casa: liviano, risueño, intenso, relajado, tranquilo, descansado, animado, certero, alegre, sensibilizado, chequeado, motorizado, halagado, energizado, aconsejado, mimado, sponsoreado.
Por la muerte.

lunes, 25 de octubre de 2010

PASADO IMPERFECTO

Me cansé de vivir apenado, resignado y fracasando en el presente, así que tomé una dramática y urgente decisión: cambiar mi domicilio al ayer para accionar y reparar el pasado.
Desde que me mudé a este tiempo más estable, buceo con naturalidad y sin esfuerzo, en aquellas escenas turbias de mi historia y las modifico a gusto.
La eficacia es total. En el último mes ya pude detener a tiempo y solucionar un juicio que me endeudó hasta la coronilla, me casé con mi última novia antes de que me abandone, y logré dejar de trabajar bajo la dependencia de ese explotador y psicópata de turno. Como si fuera poco, compré una casa para mis empobrecidos padres y me encontré en distintos bares de la ciudad con grupos y personas de los que tiempo atrás huí sin explicación. Ahora, en cambio, expuse con madurez las razones de mi alejamiento.
Convencido de que la culpa no es del chancho, estuve de visita en la estancia donde de chico me horroricé al verlos comer en el chiquero. Esta vez, los pude acariciar con ternura y hasta compartí un oloroso almuerzo con ellos.
Con enorme prudencia, me puse un forro antes de coger con la gorda que me presentó una compañera de facultad y escapé de la maldita infección que me tuvo a dolorosas inyecciones. Hace un rato me di el gusto más reciente: estudié teoremas, funciones trigonométricas y evité llevarme matemática previa en primero y segundo año de la secundaria.
El éxito del método es asombroso y brutal. Sin repetir, sin soplar y sin químicos de por medio, logré llegar mucho más lejos que las técnicas regresivas inducidas por profesionales de la psiquis.
Por fin, el aquí y ahora es un recuerdo que sólo habita en las páginas de los libros de auto ayuda que alguna vez leí.
Despedirse para siempre de la actualidad, no tiene desperdicios.
Ahora, mi pasado me sonríe en el presente que no existe y la crueldad del día de hoy, apenas cobra sentido cuando abúlico, resignado y sin chances de ser, agoniza, muere y hecho polvo, se transforma, en ayer.