Se enciende la chispa y se incendian los recuerdos.
Queman, se desintegran hasta las nauseas.
Arden.
Los vagabundos se burlan de esos tornillos, que ya no volverán.
Oscuras matrices iluminan el silencio.
Vomitan.
Salen vacías del purgatorio.
Al fin celebran, con ligera modestia, la oda de las llamas.
Eterna sabiduría, alimento ancestral. Nutre.
Después del fuego.
Nada.
Aprender a morir.
domingo, 20 de junio de 2010
martes, 8 de junio de 2010
LSD
Luna, sol diferente. La sabiduría demencial. La solución. Dar, limpiar. Secar, días lunes, sábados, domingos. Las sillas durarán lo suficiente. Dinastías. Ladridos, susurros diurnos. Los serenos duermen. Los solos diagnostican libres serenatas diacrónicas. Lúcidos simios, derraman. Leen salmos degenerados. Los silencios, divinos. Luchan, sangran. Derretidos laureles. Saludan. Dudan.
martes, 1 de junio de 2010
RELOJ
Este reloj no marca las horas. Sentencia el tiempo.
La malla tiene la medida justa, precisa, distante.
Agujas que por milagro, no se detienen. Flotan.
Siguen vivas. Escapan.
Muestran la historia con expresa sinceridad.
Ternura de instante. Dulzura errante.
Los segundos, bailan, no se detienen.
Rebeldes con causa, disimulan la eternidad.
Algún día se detendrá.
Este reloj no marca las horas. Sentencia el tiempo.
Mientras tanto lo aprovecho. A cuerda, me acuerdo.
Este reloj no marca las horas. Sentencia el tiempo.
De mi padre, que hoy cumplió sesenta y seis y ya no está
La malla tiene la medida justa, precisa, distante.
Agujas que por milagro, no se detienen. Flotan.
Siguen vivas. Escapan.
Muestran la historia con expresa sinceridad.
Ternura de instante. Dulzura errante.
Los segundos, bailan, no se detienen.
Rebeldes con causa, disimulan la eternidad.
Algún día se detendrá.
Este reloj no marca las horas. Sentencia el tiempo.
Mientras tanto lo aprovecho. A cuerda, me acuerdo.
Este reloj no marca las horas. Sentencia el tiempo.
De mi padre, que hoy cumplió sesenta y seis y ya no está
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