Mascota era su apodo. El más chico en años, y en cuerpo, del equipo de mini básquet de Argentinos Juniors.
El día del debut, el entrenador, un pibe de 15 años, le dio en el vestuario la camiseta número 10. Por el lapso de cinco minutos, Mascota se sintió Maradona. Sin embargo, para su padre y su hermana, que iban todos los domingos a ver los partidos, era “quesito”.
A “Masco”, como le decían sus compañeros de equipo, le llevó muchos partidos meter su primer doble. Jugaba de ayuda base, cerca del armador. Con el paso del tiempo se fue especializando en tiros de lejos, consecuencia directa de su temor a entrar en bandeja.
En un partido amistoso contra "Pinocho A", fue la figura del equipo. Argentinos perdió 98 a 3, pero el temeroso Masco, embocó el único triple para los de la Paternal. El del honor. Cuando su tiro de lejos entró limpito en el aro, sin siquiera rozar el tablero, sus compañeros de cancha formaron una montaña de abrazos encima de él y los suplentes invadieron la cancha al grito de “Mascota corazón”. El juez suspendió el partido.
Cuando terminaron los festejos, Albertito, el entrenador, lo llamó aparte.
-Masco, ¿por qué no entras en bandeja, sabes que podrías ser un jugador mucho más completo?
-No sé, respondió.
-Te da miedo o tu mamá no te deja?
Quesito no respondió, se sintió humillado.
A la otra semana jugaron contra “Ateneo”, club de curas del barrio de Versalles, A los dos minutos de empezado el partido, su marca personal se le escapó y Mascota, para detenerlo, arrancó y deshilachó su camiseta de color amarillo Vaticano.
El juez cobró full técnico. Mascota se fue expulsado y silbado por todo el estadio. Se sintió feliz.
2 comentarios:
Aguante mascota!
todos somos masco!
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