martes, 19 de enero de 2010

BASTON DE PODER

La tormenta tropical tiró más de cien árboles de la ciudad. La cuadrilla tardó algunos días en levantarlos. A dónde los habrán llevado, a algún cementerio vegetal. Es interesante ver a la ciudad devastada, con sus grietas. Con sus miserables alcantarillas abarrotadas, vomitivas, extenuadas por no dormir.
Dos días estuvo ahí, en pose. Nunca dio pena. Permaneció silencioso y arremangado.
Hoy a la mañana lo vi. Estaba un poco resentido. Susurró la urgencia de la última oportunidad. Tuvo su revancha.
Aquí está: mi bastón de poder. Por ahora, espera, agazapado. En una esquina de este pequeño enorme patio.

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