Aquella noche, mi noche, mis padres se tomaron una botella de medio y medio que habían comprado en el mercado del puerto de Montevideo y traído en el aliscafo a Buenos Aires para hacer más liviano el desarraigo.
Aquella moche, mi noche, mi padre roció la vagina de mi madre con el resto de burbujas del roldos.
Aquella noche, mi noche, él le sacó brillo con su incendiaria lengua y en el instante preciso, ella desabrochó su bragueta y besó su falo hasta la coronilla.
Aquella noche, mi noche, los gritos de mi madre develaron el apasionado intento por lograr la trascendencia.
Aquella noche, mi noche, el semen de mi padre inundó aquella santa selva y hasta se animó a derramar parte de su insurgencia sobre el colchón de resortes.
Aquella noche, mi noche, la ardiente penetración alineó a los planetas en el signo de leo y al ascendente en géminis.
Aquella noche, mi noche, ambos quedaron exhaustos, satisfechos, sorprendidos, con la certeza del deber cumplido.
3 comentarios:
guau, qué hermoso texto, te felicito cheª!
Cuanta osadía, querido Katzo! Mucha más de la que se podría pedir de mi teclado! Creo que deberías releer este escrito cada vez que te sientas como en el último post: "Miedo"
Abrazo grande.
No sé si osadía, franco, pero si, al menos, paisajes oníricos. Salut!
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